sábado, 21 de marzo de 2015

¿Quién es? - El juego

Esto es algo que me he planteado durante las últimas semanas. Un juego, que he pensado puede ser divertido y puede permitir que los lectores y el blog interactúen. Os cuento mi idea:

Cada semana, describiremos a un personaje de película (no siempre protagónico, pero tampoco rebuscado de más), se avisará por el twitter del blog de que está colgada la descripción del personaje, y a través del propio twitter, tendréis que responder de quién creéis que estamos hablando. El primer acertante conseguirá 3 puntos, el segundo 2 y el tercero 1. Además de esto, el primer acertante elegirá el personaje de la semana siguiente siguiendo las directrices que le indiquemos (para que tampoco sea un imposible para los demás).

Al final de cada mes, quien más puntos haya obtenido podrá: a) pedir la crítica de la película que quiera o b) escribir el mismo la crítica de la película que quiera.
Al final del año, el que más puntos tenga obtendrá un mes de suscripción gratuita a Wuaki TV (si no la utilizas tendrás dos, el que tienes contratado y el que te proporcionamos nosotros; y si ya la utilizas tendrás el que te proporcionamos nosotros).

Para inscribirse en el torneo es tan sencillo como escribir un 'tuit' donde ponga lo siguiente: "@Butaca19 #QuiénEsButaca19 participo"
Tras esto, os pediremos por DM el correo electrónico para enviaros unas sencillas reglas y listo. ¡A Jugar!

Se aceptarán nuevos usuarios durante todo el concurso.

El Inocente (2011), de Brad Furman



No suelo consumir cine de abogados, no sé porqué, pero no es un género que me llame demasiado la atención. No obstante, la cinta de Brad Furman cayó en mis manos por casualidad y, tras haber escuchado que con ella comenzó el renacer de Matthew McConaughey, no pude evitar ponerla y ver de que se trataba. Y hay que admitir que no estuvo nada mal.

Mickey Haller (Matthew McConaughey) es un abogado criminalista, que es contratado por Louis Roulet (Ryan Philippe), un joven ricachón de Beverly Hills para defenderlo de un intento de homicidio. En principio, el caso parece bastante fácil, pero pronto descubrirá que no todo era lo que parecía.

La película está dentro de un género que se popularizó a finales de los ochenta y principios de los noventa, siendo exprimido hasta la última gota. Después, los dramas judiciales pasaron a la televisión de donde no han salido hasta hoy día. Esta película, que podría ser un remake de un estereotipo de película del género, cumple sus expectativas y genera entretenimiento durante algo menos de dos horas. Brad Furman demuestra su estudio del manual "como hacer cine", contándonos una historia desde la absoluta y tediosa formalidad, procurando no alterar el guión adaptado de la novela de Michael Conelly. Con oficio consigue impersonalidad, ya que cualquiera podría dirigir la película como lo hizo Furman.

Las interpretaciones son el punto fuerte de la película. Los que hablaban del renacer de McConaughey, tenían mucha razón, este fue el principio de la rutilante estrella que es ahora (no de la de comedias románticas de la hora de la siesta, si no de películas de verdad). La industria debería reconocer el mérito a esta película en ese sentido, ya que consiguió que Matthew cambiase de tercio para ser algo más que el chico rico y atractivo. Marisa Tomei, William H. Macy y Ryan Phillipe acaparan los minutos de los secundarios en pantalla, dándole un importante refuerzo a la película y a la ya de por sí valiosa actuación de McConaughey.

'The Lincoln Lawyer', título original de 'El Inocente', es una película entretenida, formal y que en ningún momento quiere ser más de lo que es. No obstante, con el elenco del que dispone, puede permitirse delirios de grandeza. No obstante, se le pudo sacar más jugo a la desconcertante personalidad de Haller y la situación en la que se encuentra.

Lo mejor: La portentosa actuación de la generalidad del casting, lo que permite a la película, con una trama más que utilizada, merecer ser vista.
Lo peor: El apresurado final.
Valoración: **1/2 (de 5)


lunes, 9 de marzo de 2015

Así me enamoré del cine

Me comprometí conmigo mismo a no publicar en el blog hasta que no encontrase algo que mereciese la pena. No quiero dedicarme solo a hacer críticas, pero odio redactar noticias, puesto que para eso están los miles de blogs y cuentas de twitter que difunden noticias sobre cine y series. Y hoy, después de ver La rosa púrpura del Cairo (1985), de Woody Allen, sentí la necesidad de escribir algo sobre cómo y porqué llegué a enfrascarme en el mundo del cine.

Como para la protagonista, Cecilia, las películas significaban un remanso de paz y tranquilidad para el estrés o el agotamiento del día a día. Obviamente yo con una vida bastante menos dura que la de una mujer en la Gran Depresión, pero no había nada mejor que llegar a casa, ponerme cómodo y disfrutar de dos horas de historia. La historia podría ser mejor o peor, pero siempre me servía para desconectar del mundo real y vivir la trama que Woody Allen, Quentin Tarantino o Steven Soderbergh me querían contar. Me rebanaba los sesos intentando descifrar porqué ocurría lo que ocurría y si podía haber un doble significado en cada escena. Esto acabó por ser una costumbre y cada vez procuraba ver más y más películas. Un día, comprendí que me encantaría ser capaz de hacer mis propias películas y que alguien en algún lugar del mundo captase lo que yo le estaba queriendo mostrar. Es un reto sumamente complicado y más en España, pero proponérmelo supuso que mi forma de ver el cine cambiase. Ya no solamente buscaba la trama y lo que había tras ella, si no porqué cada secuencia se rodaba de esta o aquella manera. Si alguien usaba un travelling o utilizaba un plano secuencia en una conversación, el director estaba poniendo su firma y por supuesto que esperaba que un plano secuencia diese mayor énfasis a la conversación que el plano-contraplano que está en el manual del director correcto. Yo quería crear historias tan mágicas como las de Woody Allen o tan chocantes como las de Tarantino. Quería ser recordado por películas espectaculares, pero claro, no todo es tan fácil.
Y como todo lo difícil, es atractivo...

Así, me enamoré del cine.